E l Gobierno registra las cifras más contundentes en incautaciones de cocaína, según el Ministerio de Defensa y la Policía Nacional. También...
Un barco abordado en costas españolas es, por estos días, protagonista en la lucha contra las drogas en el mundo, no solo por las cuatro toneladas de cocaína encontradas en su interior, sino por haberse detectado gracias una labor de inteligencia previa de la Policía Nacional de Colombia y la Agencia Federal de Investigación (FBI).
La embarcación, es probable, eludió el despliegue naval estadounidense en aguas del Caribe, reveló el presidente Gustavo Petro en un mensaje publicado en su cuenta de la red social X. La nave, según información de las autoridades zarpó de Puerto López, en la alta La Guajira.
Lo relevante para el jefe de Estado es que el cargamento fue interceptado con base en información entregada por la Policía colombiana y el FBI a la Guardia Nacional de España, lo mismo que a las autoridades de Portugal, que también fueron parte del operativo.
La coordinación “es un camino eficaz”, dijo el mandatario al comentar el resultado antidrogas.
En acciones similares, de su parte, Colombia consiguió incautar 889 toneladas en 2024, Según el director de la Policía Nacional, general Carlos Fernando Triana Beltrán. Es una cifra histórica, destacó el oficial, la mayor alcanzada por el país en un año y una de las más grandes reportadas en el mundo.
El logro se debe al trabajo diario de 186 mil policías y de más de 300 mil efectivos de las Fuerzas Militares en selvas, montañas, mares, ríos, carreteras, puertos, aeropuertos y pasos fronterizos en el territorio nacional.
El compromiso es total
La lucha es constante. En el primer semestre de 2025 van 600 toneladas incautadas. Es decir, 20 % más a lo registrado en el mismo periodo del año anterior, explicó el general Carlos Fernando Triana Beltrán, director de la Policía Nacional, ante un auditorio en la XXXIX Conferencia Internacional para el Control de Drogas (Idec), celebrada en Nashville, Tennessee, en Estados Unidos, hace dos semanas.
“Me presento ante ustedes con el corazón herido, luego de asistir a las honras fúnebres de 13 valientes policías de Colombia asesinados por las mafias del narcotráfico en momentos en que llevaban a cabo una operación de cultivos de uso ilícito”, expresó ante los asistentes, enfatizando el precio que ha tenido para Colombia esta lucha: 107 miembros de la fuerza pública muertos en 2024, entre ellos, 79 policías.
El general Triana recordó que mes y medio antes de ese ataque, en compañía de una delegación de la Sección de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley, de los Estados Unidos, visitó el área donde los criminales atacaron el helicóptero Black Hawk, en el que se transportaban los policías víctimas del ataque criminal.
Ese aparato, precisó, pertenece a la flotilla aérea con la que Estados Unidos apoya la lucha contra las drogas, “la misma con la que venimos efectuando más de 20.000 horas de vuelo anuales en el combate al crimen organizado, con un taxímetro que marca entre 7 millones de dólares y 12 millones de dólares por cada hora de vuelo”.
Nuevos tiempos y nuevos vientos contra el narcotráfico
Son miles las víctimas fatales y millones las personas afectadas directa o indirectamente por el narcotráfico en Colombia, durante más de medio siglo. Es uno de los argumentos del presidente Gustavo Petro para afirmar que la política mundial antidrogas ha fracasado. Es un dictamente que ha hecho desde antes de ganar las elecciones de 2022.
En 1971, Richard Nixon, presidente de Estados Unidos, lanzó oficialmente la guerra contra las drogas y ese país no ha parado en acciones y condicionamientos internacionales que en nada han desactivado un negocio billonario. El flujo permanente de capitales procedentes del tráfico de drogas, lo que eso implica y el envenenamiento y muerte de millones de jóvenes de diferentes generaciones han sido consecuencias de un costo incalculable para ese país.
En Colombia ha sido un negocio que infiltró la sociedad, arrinconó al Estado, impuso las condiciones para mover las economías ilegales, fortaleció la corrupción y patrocinó las diversas violencias que han padecido los territorios.
Por eso fracasó la guerra contra los carteles de la droga, que han cambiado de rostros y de estrategias para evadir a la justicia y a las autoridades. Han estado en la política, en los diferentes sectores de la economía y en la vida cotidiana de la sociedad.
Han patrocinado ejércitos privados para combatir a la guerrilla y masacrar a organizaciones sociales y representantes de sectores de izquierda. Han corrompido la política, las Fuerzas Militares y la Policía. No son los únicos, pero su poder económico ha falseado el verdadero ritmo de crecimiento de la economía.
¿Y quiénes son sus víctimas? El país, la sociedad toda, el pueblo. Involucraron a campesinos marginados por el Estado y expuestos a sobrevivir como sea, a hacer parte de la cadena en el primer escalón: cultivar la hoja de coca. Son miles que por años estuvieron en la mira de las políticas de los gobiernos para criminalizarlos sin ofrecerles alternativas a la economía ilegal.
La nueva política antidrogas del presidente Petro, que anunció el 3 de octubre de 2023, en El Tambo (Cauca), divide las acciones del Estado en dos partes: la lucha contra el negocio del narcotráfico y oxígeno para las comunidades productoras de la hoja de coca, impulsando la transformación del territorio para sustituir las economías ilegales por legales.
Es una visión diferente porque no es solo la guerra, sino atacar de fondo las razones sociales y económicas que sirven para la incidencia del narcotráfico.
Los resultados están a la vista y esa es la razón de este especial de Vida para poner sobre la mesa que el Gobierno cumple lo que dice y que efectivamente ha impactado el negocio de las mafias del narcotráfico, restándole billonarias ganancias e impidiendo que millones de dosis se vendan en las calles del mundo.
Hoy existe un trabajo articulado de diferentes entidades del Gobierno por la transformación de los territorios para frenar el crecimiento de las economías ilegales.
Y desde su política exterior, Colombia ha liderado esa nueva visión, haciendo valer el sacrificio de décadas y exponiendo su posición de tú a tú con Estados Unidos y otros aliados.
Son nuevos tiempos y nuevos vientos para enfrentar el principal factor de violencia y corrupción.
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