VITALIDAD, luz e incertidumbre en tiempo de pandemia

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Increíble la pandemia que nos ronda en este siglo veintiuno y es peor que la enfermedad del gobierno y el desangre permisivo en todos los entes de control en manos del congreso y el Estado, que desborda límites de la paciencia y no tiene remedio. 

Pero para eso es bien sabido que no hay vacuna que valga; lo que obliga a Juan pueblo horrorizado a aceptarlo todo porque seguimos en la patria boba.

• El Covid 19 sí tiene vacuna; y así me duela pensar en el pinchazo que igual me atemoriza desde el sarampión y las paperas cuando tenía cinco años, es el único remedio y por fin me voy a decidir. Dicen que para desterrar el aburrimiento, esto de la vacuna es el remedio indicado; igual para la depresión y el ocio de estar tanto tiempo encerrados en la casa y en definitiva para manejarlo de la mejor manera desde Chía.

Estos comentarios son los que me hacen reflexionar a la maravilla, del largo cautiverio de pandemia en Valparaíso y por ende desde el patio de mi casa donde les produzco infalible remedio por escrito; -pues desde que descubrí que mi hábitat tiene varios climas propios y dos niveles con sala comedor, fogón de leña y a gas, un altillo, biblioteca, baños, habitaciones, clósets, escalera incluso, para ejercitar los músculos de para arriba y para abajo sin límite de tiempo, subiendo y bajando diariamente para mantenerse en forma.

Y cuando me quiero asolear, voy al solar que está ahí no más después de la cocina, con frutales de tomates cherry en una enredadera preciosa, dos palmeras, y al fondo una piscina donde nadan las hormigas no importa que llueve y que sirve para lavar ropa y trapos del aseo. 

• También hay un frondoso aguacate de Matías, aunque pequeño también y dos más en los alrededores y la enorme variedad de monte entre cilantro, perejil matas de ruda y muchas otras que conforman la preciosa variedad de mi jardín, lo mismo que, ciertas hierbas y el poleo, -entre el curioso cajón inmenso de madera burda y colonial que hace de adorno y hasta una señora con un niño de la mano, caminando bajo la lluvia, con paraguas entre el ambiente amarillento y frio, protegiéndose de la lluvia, pero sin fijarse que aquí en el patio de mi casa no se mojan porque está cubierto con una teja transparente.

Pues todo lo que les digo lo disfruto diariamente en el fragor de la pandemia, desde mi hamaca formidable en que me arrullo, sin salirme de la casa y me lo gozo todo plenamente en la televisión y desde allí hago también toda la fuerza posible para librarnos de una Reforma tributaria que dizque trasforma pero deforma los sentidos patrios de la gente. 

Y hasta nueva orden, seguiremos protestando y solo abandonamos la lucha, -si está lloviendo, me da frio, toso y entonces me piso lo más rápido posible hacia la cama, que me espera a enchiparme nuevamente entre cobijas calienticas.

HERNAN CALA PORRAS

Hernancala@hotmail.com