En Chía, el municipio con la mejor calidad de vida de Cundinamarca, según la Federación Colombiana de Municipios; la educación pública es l...
- Y es que un porcentaje importante de la base de la población nativa del Municipio, que hoy ronda los 40 años - la generación del Alcalde - se conocieron con sus parejas del presente allí, y ninguno de los dos tuvo educación superior, quizás por miedo de que alguno de sus miembros consiguiera a otra persona en la universidad, o por la necesidad latente de sostener el hogar, que no pocas veces, empezaba a constituirse en el último año de colegio.
Pero claro, no ocurría lo mismo con el niño o la niña ‘play’ del colegio de Bogotá; porque para ellos – o nosotros - el modelo era distinto: estudiar en colegio significaba sí, vivir una posible sexualidad temprana, pero cuidarse de no quedar embarazada o embarazar a su novia a esa edad, pues eso significaría “tirarse” – literalmente -, su proyecto de vida.
Hoy lo cierto es que ‘nativos’ y ‘foráneos’, durante más un año, fueron testigos de la educación que reciben sus hijos e hijas desde casa.
Y llegó marzo de 2020 para las universidades
Marzo de 2020 me encontró en un aula de clase, como profesor universitario. Ya había escuchado por noticias que un virus de China muy peligroso y altamente contagioso había empezado a trascender fronteras y era cuestión de tiempo para que se masificara en Colombia, con consecuencias aún inciertas. El 21 de ese mes se supo del primer muerto por COVID-19 en Colombia.
- El dueño de la universidad donde trabajaba es práctico y la suya fue una de las primeras instituciones de educación superior en el país que forjó todo un plan para que sus estudiantes no dependieran de un entorno físico para continuar su formación. Ese viernes, nuestra directora de Programa hizo una videoconferencia para avisarnos que el lunes siguiente empezábamos con clases presenciales con mediación virtual (desde plataformas como zoom o meet) y virtuales (preparadas con material para desarrollarse en cualquier momento por parte del alumno).
Aquí hay que decir que tanto universidades públicas, como privadas presentes en el municipio han tenido un comportamiento similar; pues los docentes son permanentemente capacitados para mejorar la experiencia virtual de sus estudiantes y su seguimiento a dicha satisfacción es continuado por parte de directivos y entes de control.
Educación media en Chía
La madre de una estudiante de colegio privado, quién se mantiene al tanto de sus clases, indica que está sorprendida por el nivel de creatividad de los profesores de su hija y la capacidad de mantener su atención de parte de la mayoría de ellos, sin importar si la temática es muy práctica como Educación Física o muy teórica, como Matemáticas.
- Tres estudiantes en Chía, de distintos colegios públicos “consentidos” del municipio, indicaron tener experiencias no positivas con varios de sus profesores, quienes, siguen impartiendo las mismas clases que venían dando desde hace muchos años, a través de la pantalla del computador: prefieren “recitar” la clase que se saben de memoria, sin importar lo que ocurra con sus alumnos al otro lado de la pantalla, casi siempre apagada.
Sin embargo, desde la Administración Municipal, la lectura es muy distinta, pues para el Líder de Gestión de la Secretaría de Educación, Edwin Cantor, el proceso ha sido en realidad muy positivo, gracias a que “alrededor del 80% de los docentes de Chía tiene formación en edumática, lo que ha permitido que los proyectos educativos mediados por tecnología sean un éxito”.
Al preguntarle por la retroalimentación recibida, indicó que está en cabeza de los funcionarios que ejecutan el Plan Padrino en las instituciones educativas, apoyando en la adaptación de cada modelo pedagógico y realidad poblacional, según las necesidades de cada institución.
Los más pequeños
Los jardines privados – como los 25 que había en Chía antes de la pandemia - dedicados a la primera infancia no recibieron apoyo de parte del Municipio, más allá de lo técnico; pero sí deben competir con los públicos, ofreciendo lo mismo a nivel de transporte, en alternancia y con todas las medidas de bioseguridad; solo que sus recursos no salen de los impuestos que se recaudan en el municipio, sino de las pensiones que pagan los padres que después de la pandemia pudieron seguir pagando jardín privado, o del propio bolsillo de su dueña(o), mientras todo regresa a la normalidad, para una población que aún no está en los planes de vacunación de ningún lugar del mundo: los niños y niñas.
- Según el director de Inspección y Vigilancia de la Secretaría de Educación de Chía, Juan Pablo González, solo dos de los 25 jardines tuvieron que cerrar en el Municipio.
A este respecto, Carolina Canal, propietaria del jardín infantil TANS, indica que para retornar a la presencialidad, está pendiente desde abril de 2020 un proceso por cambio de uso del suelo de su predio, antes habitacional, para quedar institucional tipo 1; pero más de un año después, el proceso aún continúa con la Secretaría de Planeación.
Y agrega que sin ese permiso no puede solicitar el sello COVID-19, que le permitirá el regreso legal de niños al jardín; y mientras eso ocurre, sus profesoras de confianza seguirán a la espera, ingeniándose otros ingresos; y los niños y niñas que venían en su proceso de educación inclusiva y personalizada, estarán en otros jardines o educándose desde casa.
"Para mi hijo, este año no será el de volver a ver a sus amiguitos y amiguitas en su jardín, continuará con educación asistida presencial en casa, pues a su edad, la virtualidad no logra a nivel de desarrollo cognitivo, lo que sí el contacto social; sin embargo, la pandemia sigue ahí, afectando los procesos educativos de todos, hasta que la desterremos a punta de vacunas".
Mario Murcia Pabón
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