El enigmático cuadro del expresionismo alemán cuenta con una frase escrita por el pintor.
El Grito, una de las pinturas más reconocidas del mundo del arte y “una expresión radical y atemporal de la ansiedad humana”, en palabras de la BBC, fue expuesta por primera vez en 1893 en la casa de Munch en Oslo. Al parecer, todo apunta a que la frase fue escrita en la pintura después de su exhibición, pues los críticos y la sociedad de la época llegaron a tachar su trabajo como producto de una “enfermedad mental”. “Un joven estudiante de medicina llamado Johan Scharffenberg declaró que el trabajo de Munch era una señal de enfermedad mental. Ante esto, la inscripción puede verse como una respuesta ocurrente del artista, aunque también un comentario más autocrítico y melancólico”, expresó al medio británico Mai Britt Guleng, curadora del museo.
Fue a través del uso de escáneres infrarrojos, a la par con la comparación de la caligrafía de Munch en sus diarios y correspondencia, que se comprobó que la inscripción es suya y no un acto vandálico, como se había creído cuando la frase fue descubierta tan solo once años después de la exposición de la obra. “No hay duda de que el escrito es de Munch. La caligrafía por sí misma, y los eventos que sucedieron en 1895 cuando Munch exhibió su pintura en Noruega por primera vez, apuntan todos en la misma dirección”, afirmó Mai Britt Guleng.Ahora bien, después de la reacción del público ante su obra, el artista estaba profundamente dolido y afectado, según declaraciones propias del pintor. “Desde que tengo memoria he sufrido de un sentimiento profundo de ansiedad que he tratado de expresar a través de mi arte. Sin esta ansiedad y enfermedad, habría estado como un barco sin timón”, escribió Munch en sus diarios.
Aun así, “El Grito” continúa teniendo “paralelos claros con el mundo contemporáneo (...). Mantiene su poder a pesar de su ubicuidad”, según BBC Arts. En definitiva, la obra representa un punto de inflexión en la historia del arte, al igual que expresa modernidad, e, inclusive, todavía resulta siendo el reflejo de nuestros miedos más profundos y vigentes.
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